lunes, 9 de junio de 2014

09

Que si vencemos con un trozo un tiempo es una buena rutina, que después de cada regazo con sólo una mirada me dices. Esas noches frías de llegar corriendo a tu casa e ir directos a la cama y abrazarnos para que el calor se vaya con te quieros y mucha paciencia. Las mañanas de un lado a otro de la cama pero con un beso pasajero y un cruce de manos que sabe a arepa recién hecha de tu madre. Los días y tardes y horas acostados sonriéndo viendo una simple pantalla, empantalladas las mentes constantes a nuestro alrededor y las broncas resueltas con esperanza traspuesta. ..
Las gotas que se caen se levantan para madurar y poder seguir con el tintineo desorientado que solemos llevar puestos encima, no es malo que se nos pasen los buses en las esquinas ni ir caminando al cine aleatoriamente y acabar entusiasmados con la película. Sólo disfrutamos de lo que queremos y nos dibujamos multicolormente por despecho el uno al otro, que mejor que salir con morados y cuerdas rojas atadas es sin duda; que puede que tú no seas mi meñique ni mi agua cristalina pero eres un cosquilleo en la nariz y una mano que me guía para alante sin importarle otras cosas malas.
Ese vientre que toco cada noche a oscuras y abrazo con cada suspiro, tóxico puede, pero tentador debe serlo si tanto me gusta que tu espalda contra mi espalda, mi pecho contra tu pecho mientras sale humo de nuestras bocas al unísono sorprendiendo cada tuerca que se cae y hecha a correr.
Está claro que me gusta esto, pero,yo a mi, con perdón, no me miento sabiendo que vivir bajo su techo no siempre estará y que las vistas con los escombros no tardará en aparecer, que no sufro por eso, sólo disfruto hasta que el infierno se haga paisaje.


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