sábado, 18 de mayo de 2013

La (princesa) de mi cuento

Está rota, marchitada no sé si lo veis porque desde fuera está claro que se la ve muy feliz y muy contenta que sonríe por todo y sabes que estará ahí siempre para animarte pero, en realidad las cosas no son así.
La forma en que sus lágrimas te hacen querer cambiar el mundo es algo que te puede y te da impotencia al no poder hacer nada.
Que ella misma cuando conoce a alguien se repita para sus adentros que esta vez no se enchochará más que él por que se vería muy feo que volviese a caer en la misma rutina donde siempre la dejan y lo pasa mal, y llora, y llora, y llora en silencio sin que nadie se acerque a preguntar que le pasa.
Sin tener un punto de apoyo como tienen todas las chicas normales de su edad, como todas tienen amigas y gente que se hace ver que las quiere y a las que les puedes contar las cosas sin avergonzarte y sin problemas. Que cuando alguien necesita ese punto de apoyo, esa chica lacia siempre está ahí esperando para poder ayudar a alguien.
Esa rubita en la que piensas para poder follartela y dejarla tirada acaba teniendo unos sentimientos hacia ti después de tanto oír ese 'te quiero, cariño'  mientras se repetía que no, que no lo creyeras que es mentira, pero que como una idiota se acabó creyendo sin dudarlo; pero que ahora llora arrepentida por una triste noticia por la cual se emparanolla la pobre sola. Esta claro,No entiendo qué me pasa, se colapsa mi existencia al pensar que no hay sabio que me explique que yo adoro cada parte de tu cuerpo y hoy sin ti me siento solo.
Cautiva de lo negativo está llorando en su cama viendo como las demás siempre son igual de perfectas e igual de bonitas, y cada día más; mientras que ella se ve mal, y salta, y se para y se dice que nunca más, pero siempre aumenta todo. No le quedan lágrimas y se pone sus vaqueros y a la calle.
Esta es la princesa de mi cuento, la que va con el rimel corrido a la calle y con sus zapas desgastadas de vivir cada momento con felicidad pero ocultando una lágrima bajo su capucha.
Sí, mientras las páginas se agotan.
Se acaba el cuento...carente es esa chispa que anteriormente gastabas.
Me di cuenta con dolor que ahora la llama era ceniza de una rubia pastel.

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